“Dinero de curso legal” no es más que un eufemismo para referirse al dinero que nos obligan a utilizar. El estado de permanente inflación al que nos tienen acostumbrados los gobiernos es un mal innecesario, y como tal no puede sostenerse sin apelar a la violencia – porque nadie aceptaría de buen grado un dinero que tiende a depreciarse, deteriorando el poder adquisitivo y la capacidad de ahorro.
¿Y qué solución ofrece Bitcoin a este problema inmemorial? (Nótese que hablamos de “ofrecer” soluciones, que los usuarios pueden aceptar o rechazar; no de “imponer” soluciones). Algo muy simple: un límite infranqueable a la emisión monetaria. Guste o no a los gobiernos, nunca serán “emitidos” más de 21 millones de bitcoins.
Así como al pez le cuesta imaginar un mundo fuera del agua, a nosotros nos cuesta imaginar un mundo libre de inflación: un mundo en el cual no tengamos que gastar o invertir nuestro dinero sólo para evitar su depreciación, sino que, por el contrario, nos veamos incentivados a gastarlo en los productos y servicios que realmente necesitemos.
Debido a una mezcla de inercia y adoctrinamiento precoz, nos cuesta imaginar un sistema económico basado en una “moneda deflacionaria”, que nos premie por ahorrar y por gastar de manera racional, promoviendo así la capacidad de invertir en proyectos de más largo plazo – proyectos que beneficiarán incluso a quienes no tienen propensión al ahorro. Por idénticas razones, nos cuesta imaginar un sistema económico basado en una moneda que ningún gobierno pueda llegar a controlar para sobre-endeudarse, gracias a lo cual el ciclo económico pase a ser un vestigio del pasado, y la guerra un proyecto inviable.
¿Y la espiral deflacionaria?… es un mito – como el unicornio, o más precisamente: como el cuco. Lo que algunos economistas llaman “espiral deflacionaria” (la caída inesperada y sistémica de precios) en realidad tiene lugar durante la necesaria etapa de reubicación de los recursos que suele atravesar una economía (si el Estado no interfiere) tras un colapso financiero. ¿Y el colapso financiero?… es el fruto amargo de la mala inversión generalizada, inducida por años de inflación crediticia. En otras palabras, la espiral deflacionaria no es una espiral, sino un fenómeno auto-limitado que repara los efectos de la intervención estatal. (Ver “Teoría austríaca del ciclo económico”)
Está bien, pero… ¿quién gastaría un dinero cuyo valor se incrementa con el paso del tiempo, en lugar de atesorarlo indefinidamente? Respuesta: quien en un determinado momento valore lo que puede adquirirse con ese dinero… más que al dinero mismo.
Un buen ejemplo de esto es el de la tecnología informática: la gente sigue comprando computadoras, aún sabiendo que, en un futuro cercano, las computadoras tendrán más memoria, y baterías más duraderas, y serán más rápidas, portátiles, amigables… y baratas – es decir que por el mismo dinero se podrán comprar algo muy superior.
La actual renuencia a gastar los bitcoins adquiridos no es un problema; por el contrario, es testimonio de sus excelentes cualidades monetarias (la gente prefiere desprenderse de la mala moneda), y de la confianza en su valor futuro.
Fuente: elbitcoin.org
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