El arribo de tecnologías que prometen llevar la minería de bitcoins a otro nivel ha despertado temores en algunos miembros de la comunidad bitcoiner. Y es comprensible, pues estamos moviéndonos a gran velocidad en un territorio inexplorado.
La misma palabra “minería”, en relación a una moneda digital, nos hubiera sonado poco menos que a delirio tan sólo cuatro años atrás. Pero a falta de un mapa detallado del territorio, contamos con una brújula. Nuestra brújula es la ciencia monetaria, y a ella nos aferraremos para distinguir en la medida de lo posible, lo verdadero de lo falso.
En primer lugar, el precio del bitcoin depende tanto de la minería de bitcoins como el precio del oro de la minería de oro: esto es, muy poco. El precio del oro no se multiplicó casi por diez en el curso de diez años por un aumento de la dificultad para extraer oro, sino por un aumento de la demanda de oro como activo refugio. Y viceversa, el precio del oro no había caído antes por una disminución de la dificultad para extraerlo.
Lo que mueve el precio no es la dificultad o facilidad para obtener bitcoins por medio de minería, sino la demanda de bitcoins. Ocurre que el incentivo para minar (y por ende el poder computacional aportado a la red) suele seguir al precio, de ahí que pueda confundirse la relación causal entre dificultad y precio. Pero es importante distinguir cuál de los dos es el motor.
Por otra parte, los mineros progresan más o menos todos juntos: de CPU a GPU, de GPU a FPGA, de FPGA a ASIC. Así que la minería puede ser más eficiente en conjunto (o bien al considerar a cada minero aislado), pero la eficiencia de cada minero en relación a los demás no mejora con la innovación tecnológica. Minar con ASICs va a ser más eficiente, sí, pero va a serlo en la misma medida para todos los que minen con ASICs.
Por último, hay que tener en cuenta que hemos pasado la primera disminución a la mitad del premio en bitcoins por bloque hallado, un evento que se repetirá cada 4 años. En otras palabras: cada vez se distribuirán menos bitcoins entre los mineros. Y aunque esto no necesariamente condiciona el precio futuro, es una de las razones por las cuales la gente se acerca (¡demanda!) a Bitcoin: utilidad y escasez asegurada.
Fuente: elbitcoin.org
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