La palabra de moda en la red sin duda son los conocidos bitcoins. Esta moneda virtual ha pasado de ser un curioso experimento a convertirse en un medio de pago que cotiza, por el momento, al alza. Su curso y revalorización pueden parecer virtuales, pero que le cuenten esto a un estudiante noruego, que acaba de encontrarse nadando en dinero gracias a esta criptomoneda.
Todo comenzó allá por el año 2009. Kristoffer Koch se encontraba trabajando en una tesis sobre el cifrado de datos cuando dio con un incipiente proyecto bautizado como bitcoin. El asunto le resultó curioso, así que decidió comprar este dinero virtual por valor de 180 coronas (unos 18 euros). Terminó el proyecto y se olvidó del asunto y por descontado, del escaso monto invertido en aquella curiosa moneda virtual.
Pasaron los años y nos situamos en abril de este mismo año. Koch se encontraba salseando por la red cuando de repente dio con un artículo que versaba sobre losbitcoins. Parpadeó dos veces. Aquello le sonaba de algo. Un rápido repaso mental le llevó a su época de estudiante: “¡Si yo tenía algunas de esas monedas!”, recordó. Sintió una urgente curiosidad por saber qué había sido de sus 18 euros y se afanó por entrar en su panel de control en la web de la cybermoneda.
Como encontrar dinero en un bolsillo... pero a lo grande
Aquello no resultó fácil puesto que ya ni se acordaba de la contraseña, pero tras varios intentos, por fin recordó la palabra clave. El acceso fue después coser y cantar, pero pronto llegó la sorpresa, o más bien, la gran noticia. Es como cuando uno se pone unos pantalones que hacía meses que no utilizaba y descubre perdido en un bolsillo un billete de 50 euros… Pues bien, al noruego le sucedió algo similar pero en cantidades industriales.
No se lo podía creer: su saldo en bitcoins reflejaba 5 millones de coronas noruegas, o lo que es lo mismo, unos 640.000 euros. ¿Un error? Nuestro protagonista corrió a recorrer el historial de su cuenta y comprobó cómo su peculiar divisa había ido revalorizándose en todo este tiempo, y él sin saberlo. Lo del billete de 50 era un juego de niños al lado de este hallazgo. Koch había cogido la ola grande de esta moneda. Daba lo mismo: sus 18 euros habían engordado hasta alcanzar volúmenes desmedidos y aquello había que aprovecharlo.
Retiró parte del dinero virtual y lo convirtió en 'cash' contante y sonante, lo que le dio para comprarse un apartamento en la zona más cara de Oslo. Casi nada.
¿El resto? Vista la experiencia, el joven dejó que sus bitcoins siguieran engordando sin el temor de la manida explosión de la burbuja. El inocente juego se había materializado en algo tangible que había facilitado enormemente la vida de este afortunado noruego.
Fuentes:
La Nación (publicado el 31 de octubre de 2013).
El Confidencial (publicado el 30 de octubre de 2013).
No hay comentarios:
Publicar un comentario